Independientemente del estilo que toques, el tempo es un denominador común para todos. Lo primero que se capta generalmente en un músico es su precisión rítmica. Se puede llegar a ser un gran músico sin tener una gran técnica, pero es imposible ser un gran músico y tener «mal tempo».
En el caso de la guitarra, por la física del instrumento, es más difícil tocar con precisión rítmica. He oído más de una vez decir a buenos baterías, que se sienten incómodos rítmicamente con la mayoría de los guitarristas a nivel rítmico.
En primer lugar: la mayoría practican sin metrónomo. Si bien es cierto que se puede hacer una obra de arte tocando rubato; cuando tocamos con un pulso estable, hemos de ser capaces de tocar con precisión rítmica. Aunque luego decidamos en algún momento tocar más: «abierto rítmicamente»
En primer lugar, es fundamental tocar con el metrónomo marcándonos negras. Si no podemos hacer esto, tenemos un problema muy serio, y hemos de insistir hasta ser capaces de hacerlo.
Una vez podemos tocar siguiendo un pulso, tenemos que empezar a buscar un tempo interno. Para que cada vez el tempo venga más desde nuestro interior, debemos empezar a poner menos golpes de metrónomo. Si empezamos con negras, podemos pasar el metrónomo a blancas, a medida que estemos cómodos pondremos redondas, poco a poco podremos poner el metrónomo un solo beat cada 2 compases y con el tiempo lo ideal sería ponerlo cada 4 compases. Hoy en día es fácil ajustarlo así con los metrónomos que hay en los smartphone.
Otra manera muy positiva de fortalecer el ritmo será poner el metrónomo cada 3 beats si estamos tocando 4/4. De manera que el metrónomo cae cada vez en un lugar rítmico diferente.
Estos ejercicios pueden llevar años desarrollarlos bien, así que es importante ir paso por paso.